62 comentarios sobre “Top of The Pops #75

  1. Bonjouur Olmedo, abuelos y compañeros en general.

    Qué jóvenes eran ustedes, yo sólo niño. Vasco, eso sí, pero niño de comunión.

    Estar perdido, qué papelón. Aunque estar perdido no es lo malo, lo malo es no encontrar el camino.

    Uno de los muy grandes, Blind Faith, precursor de otros tan o más.

  2. ¿Qué estoy pensando?:
    Que «sólo hay un consuelo para el horror de la vida y es sumarse al horror de los testigos anteriores».
    Canetti s/Kafka

    En estos tiempos hay que leer a Kafka:
    “… cuando uno escribe… la noche nunca es suficientemente noche”.

    ò

    “Tengo que dormir solo… igual que cuando se está tendido en el suelo no es posible caerse, a uno no puede ocurrirle nada cuando está solo”.

  3. Buenos días a todos

    ¡ Feliz cumpleaños Quinn !

    Olmedo : espero que pueda olvidarse pronto de las galletas María, y que pueda cuanto antes pasarse a los Palets Bretons, o, por lo menos, a las Chiquilín, y en casa.

    Y, por cierto, en las temporadas que pasábamos en Sevilla, en la casa de mi abuela Teresa, o de alguno de los hermanos de mi padre, desayunábamos cada día galletas María, si, pero pegadas de dos en dos, con mermelada de naranja amarga sevillana entremedias, y luego fritas en aceite de oliva. Y el desayuno era, con diferencia, la mejor comida del día.

  4. Hoy preparo pasta fresca con ajo y cayenas…llenaré de vino el porrón a tu salud Quinn, y también a la del campeón del Pop el Don Olmedo; manteniendo el pundonor hasta cuando está de baja. Quedamos ya pocos de esa estirpe.

  5. La Oda a la Galleta María emociona y trae recuerdos de la Tostada de Tulipán. A veces se recubría de azúcar y ya era un petardo energético. Hidratos de carbono, grasas y azúcares, lo que viene siendo carbón, diésel y keroseno.
    Aún hay sitios de menú en los que ponen las natillas duras del chino con su galleta María flotante y blandengue, pero se están extinguiendo como todas las buenas costumbres.

    La receta de Viejecita, galletas fritas, tengo que intentarla pero me da prevención que acabaré superando porque todos nacemos provincianos pero es deber intentar morir cosmopolita. En Escocia de siempre hacen barbaridades y en los chiringos de fritanga donde dan el fish and chips a las tantas de la madrugada venden también Mars frito. Mars la chocolatina. Rebozada y frita. No llegué a probarla por un absurdo escrúpulo del que hoy me arrepiento.

  6. DISCUSIÓN CASERA EN EL ZULO

    -¿Por qué no ‘hacemos’ el bacalao al pil-pil?

    -Porque da mucho trabajo…

    -A ti lo que te falta es tener ADN madridista como yo…

    -¡Tú lo que estás es mas ‘pirao’ que Rudiger, chaval!

  7. No sé lo que me ocurre últimamente con WP y E y B:

    Porque me llegan a mi correo, los avisos de nuevas entrada, pero sin poder entrar. En cambio, voy al Historial del Safari, entro en lo de la víspera, allí sale el aviso de lo del día, pincho, y ¡tachán !. Hay algunos otros sitios en que también me hace eso. Pero la mayor parte, puedo entrar pinchando desde el aviso del mail.

    Algo estaré haciendo mal.

  8. Sr. Verle

    Otro: «En el mundo hay una esperanza infinita, pero no es para nosotros».

    Tiempos kafkianos, sobre todo si te han visitado los certificados de la Agencia Tributaria (Autonómica, para más inri).

  9. Blind Faith es uno de los anclajes de me memoria. Compré el LP con la portada censurada tal como se podía adquirir aquí. Muchos años más tarde lo compré con la portada original.

    Quizás esta foto de Bob Seidemann estaría hoy también censurada y el fotógrafo cancelado.

  10. Blind Faith, casi nadie al aparato, que diría mi padre. Cream y Traffic, lo más de lo más.

    Steve Winwood, una de mis voces preferidas del pop, pese al gallo que exhibe en el vídeo, «manolenta», el loco Baker, Rick Grech y compañía hicieron un sólo disco, pero uno de los mejores de la historia.

    Mi querido siamés no ha faltado a la cita con la ilustración y nos deja un torrente urbano y un laberinto de escaleras que le dificultaría encontrar el camino a casa a cualquiera.

    El pop, como el Real Madrid, es eterno.

  11. Sin embargo, imagino que esta portada del líder de los antiguos ‘Dexys Midnight Runners’ sería hoy multipremiada.

  12. Ofender al ‘buen gusto’ y ‘epatar’ al burgués, la motivación íntima de los artistas ‘rebeldes’ para hacerse notar en un mundo que no presta la atención que su ‘genialidad’ merece. ¿Y la genialidad? Pues que una cría en pelotas sostenga entre sus manos un consolador con forma de avión-polla: la supuesta frescura de la inocencia (los labios pintados delatan el truco) frente al violador eje del mal de la industria científico-militar, y todo ello pegado sobre el fondo de una colina verde y un cielo azul tan idílico y plástico como la pantalla de fondo de Windows XP. Impresionante.

    Pero funciona. Alguien decide censurar o retirar la portada e inmediatamente se convierte en objeto de culto que concede el prestigio de la rebeldía a quienes adquieren el producto prohibido. Un mecanismo que se repite y repite en las portadas de los discos y que suele producir productos tan ‘escandalizantes’ como mayormente patéticos.

  13. No se puede comparar el ‘escándalo’ de la imagen de Blind Faith con la de Kevin Rowland. Hay una cosa que se llama ‘buen gusto’.

  14. Mi madre se oponía a que me casara con Elvira, en su opinión sería un matrimonio ‘morganático’ entre alguien con ‘mucha clase’ (ella) y un ‘patán’ (yo), nunca podríamos congeniar socialmente.

    A pesar de considerar este criterio disparatado me esmeré en la educación profesional adornándome con diferentes títulos académicos, al mismo tiempo que profundicé lo que pude en la ‘alta cultura’. Así, poco a poco, fui adquiriendo ‘cierta clase’ y ‘ buen gusto’. Aunque mi madre no quiso reconocerlo, en mi caso funcionó el ‘ascensor social’.

  15. Bravo, Juancho . Aparte de las versiones de BF, SW y EC, sobresale la de siempre, la del gran Joe Cocker.

  16. Chatbot, cuando pueda, actualice listado sin menoscabo de sus obligaciones de gran padre.

  17. Este es el argumento de el libro más vendido en este momento, una muestra más de que el ‘buen gusto’ escasea.

    «El 2 de julio de 2022, dos delincuentes se disponen a robar en una importante joyería de Ginebra. Un incidente que dista mucho de ser un vulgar atraco. Veinte días antes, en una lujosa urbanización a orillas del lago Lemán, Sophie Braun se prepara para celebrar su cuadragésimo cumpleaños. La vida le sonríe: vive con su familia en una mansión rodeada de bosques, pero su idílico mundo está a punto de tambalearse. Su marido anda enredado en sus pequeños secretos. Su vecino, un policía de reputación irreprochable, se ha obsesionado con ella y la espía hasta en los detalles más íntimos».

  18. marquesdecubaslibres 19 abril, 2024 a las 12:31

    No se puede comparar el ‘escándalo’ de la imagen de Blind Faith con la de Kevin Rowland. Hay una cosa que se llama ‘buen gusto’.

    *******
    Hombre, yo creo que sí se puede comparar. Ambas buscan el escándalo, la primera en modo lírico y sutil y la de Rowland en modo ‘mal gusto’, como la estética de las películas de John Waters o esas fotos de políticos ingleses vistiéndose con las bragas de sus amantes, que es de lo que va la foto. 

    El ‘buen gusto’ no deja de ser la corriente cultural prioritaria. En el caso occidental, es evidente que la representación de mujeres en pelotas se remonta al paleolítico y ha tenido continuidad hasta en las épocas de censura eclesiástica aprovechando las representaciones de Eva en el Paraíso o de Betsabé en la fuente. El ‘buen gusto’ lo consolida la tradición y la ideología dominante. Nunca han sido de ‘buen gusto’, por ejemplo, los populares porrones con forma de polla, también rastreables desde hace siglos, por poner un ejemplo próximo al avión polla de la portada del disco, que habrá pasado desapercibido para tantos.

    En fin, que de ‘buen gusto’ han acabado siendo los desnudos de Play Boy o las fotos de Bob Guccione para Penthouse, al modo de David Hamilton. El difuminado es, por sí mismo, la sublimación del ‘buen gusto’ mientras la iluminación cruda, los colores chillones y lo explícito son de ‘mal gusto’. O quizás era, que desde las vanguardias hasta Almodóvar ha llovido mucho.

  19. Marqués (13,44 )

    Pues yo me alegro de que «Un animal Sauvage»de Joël Dicker se esté vendiendo bien el todas partes. Lo he leído en cuanto se ha publicado en V.O. y en Kindle, y lo he disfrutado. Y me encanta el final .

    Y Joël DicKer ( el de los Baltimore etc etc) escribe como le da la gana. Yo, desde luego, tengo todos sus libros, – unos me gustan más que otros, pero no he dejado ninguno por la mitad, cosa que últimamente me ocurre a menudo. – y también me han gustado las películas que he visto, Basadas en sus libros.

  20. PS:

    Y, conste, Marqués, que eso que usted cuenta del argumento del libro, es sólo una parte muy escorada e incompleta del argumento. Ya siento.

  21. Tremendo desajuste estético. Recomiendo la atenta lectura de las lecciones de Hegel, Lukács y Fumaroli, para ir haciendo boca.

  22. Marqués :

    ¿ No me recomendará esas lecturas a mí verdad ? Si era para mí, doy por sentado que era una broma… Y yo, de las bromas, con mi falta casi total de sentido del humor, ni me entero hasta que me las explican.

  23. Un hombre vale tanto como la mujer que ha sido capaz de elegir. Esto se lo dije a Arcadi, por Pat y Cat. No puedo decir lo mismo de la mayoría de mis amigos, en muchos casos por falta de información. Sí lo digo por algunos casos conspicuos: Olmedo, jrG, Perroantonio o Josénez.

  24. Totalmente de acuerdo, en mi caso, con el tema de la pareja Marqués. A la de Josenez no tengo el gusto y en los casos de Perro, Olmedo, y el suyo mismo, creo que también acierta.

  25. He estado todo el día ocupado con asuntos varios derivados de mi nueva condición. Regreso al garito para decir:

    • A Quinn, que feliz cumpleaños.
    • Al Sr. Verle, que ya está actualizado el listado de ToTP (ayer no funcionaba el servidor de direcciones cortas de Spotify y por eso no lo subí).
    • Al hijo del Marqués, que así se responde al Vicario.
    • A Olmedo, que me ha gustado verle por aquí defendiendo su elección.
  26. Ha muerto el filósofo Daniel Dennett, figura prominente del pensamiento de las últimas décadas y del que hemos hablado aquí varias veces (la última, a raíz de la publicación hace unos meses de su autobiografía). DEP.

    Copio aquí una necrológica que su amigo, el no menos conocido filósofo Douglas Hofstadter, ha distribuido hace un rato a través de algunos canales de discusión dedicados a la filosofía de la mente.

    ——————

    Queridos amigos y familiares,

    Acabo de recibir la triste noticia del fallecimiento de Dan Dennett, un referente en mi vida y en la de muchas personas.

    Muy pronto llegó a lo que muchos considerarían conclusiones chocantes sobre la conciencia (esencialmente, que no es más que un efecto emergente de las interacciones físicas de diminutos componentes inanimados), y desde entonces se opuso rotundamente al dualismo (la idea de que existe un elixir etéreo no físico llamado «conciencia», por encima de los acontecimientos físicos que tienen lugar en el sustrato enormemente complejo de un cerebro humano o animal, y quizá también de una red de silicio).De este modo, Dan rechazaba totalmente la noción de «qualia» (sensaciones puras de cosas como colores, sabores, etc.), y sus argumentos contra la mística de los qualia eran sutiles pero muy convincentes.

    Dan tenía muchos adversarios en el mundo de los filósofos, pero también bastantes que compartían sus puntos de vista, y en cuanto a mí, casi siempre estaba alineado con él.; Nuestra única divergencia notable era sobre la cuestión del libre albedrío, que Dan mantenía que existe, en algún sentido de «libre», mientras que yo simplemente estaba de acuerdo en que la «voluntad» existe, pero mantenía que no hay libertad en ella. (Scott Kim bromeó diciendo que yo creía en el «libre albedrío», lo cual fue muy ingenioso, pero en realidad la negación debería aplicarse a «libre» y no a «voluntad»).

    Dan también fue un «estudiante» (en el sentido de «estudioso») diligente y durante toda su vida de la evolución, la religión, la inteligencia artificial, los ordenadores en general e incluso la ciencia en general.  Escribió libros extremadamente importantes e influyentes sobre todos estos temas, y sus ideas perdurarán mientras perduremos los seres humanos. Pienso en sus libros Tormentas cerebralesLa postura intencionalElbow RoomLa conciencia explicadaLa peligrosa idea de DarwinTipos de mentesBromas internasRompiendo el hechizoDe las bacterias a Bach y viceversa; y, por supuesto, su último libro, He estado pensando, que era (y es) un autorretrato muy colorista, una preciosa autobiografía que cuenta vívidamente tantas historias de su vida intercontinental. Me alegro mucho de que Dan no sólo la haya terminado, sino que haya podido disfrutar de su calurosa acogida en todo el mundo.

    Entre otras cosas, ese libro cuenta la riquísima vida de Dan no sólo como pensador sino también como hacedor.  Dan era un auténtico bon vivant, y desarrolló muchas habilidades asombrosas, como la de constructor de casas, bailarín de bailes folclóricos, pianista de jazz, sidrero, navegante y regatista de yates (no de los grandes que poseen los oligarcas rusos, sino de veleros de bella factura), contador de chistes por excelencia, aficionado y experto en juegos de palabras, saboreador de muchas cocinas y vinos, tallador de madera y escultor, hablante de francés y algo de alemán e italiano también, y ardiente y elocuente defensor de pensadores a los que admiraba y consideraba que no eran tratados con suficiente respeto por el mundo académico.

    Dan también fue un marido devotísimo para su esposa Susan -estuvieron casados casi sesenta años- y un padre estupendo para sus dos hijos, Peter y Andrea. Entretenía a los niños construyendo todo tipo de cosas para ellos y les apoyaba en las buenas y en las malas.

    Tanto Dan como Susan estuvieron a punto de morir durante la última década o dos, y en una de esas ocasiones -su propia rotura de aorta- él escribió un ensayo memorable llamado (si no recuerdo mal) «Gracias a Dios», que trataba sobre cómo los inventores humanos y los profesionales de la medicina moderna habían salvado su vida (y las vidas de innumerables personas), y que era profundamente erróneo «dar gracias a Dios» por salvar la vida de alguien, y que lo que había que agradecer era la bondad humana encarnada en la forma de todas aquellas personas que tan profundamente se preocupaban por ayudar a sus semejantes (enfermeras, médicos, investigadores médicos, etc.).). Aunque Dan comprendía por qué sus amigos religiosos rezaban por él, pensaba que tales acciones estaban profundamente equivocadas y que creer en la intervención divina no era un enfoque saludable de la vida.

    Al igual que sus amigos Christopher Hitchens, Sam Harris y Richard Dawkins (el cuarteto recibió el apodo de «los cuatro jinetes del Apocalipsis»), Dan era un ateo convencido -y a diferencia de mí, no rehuía aplicarse esa palabra a sí mismo, con todo su sabor a postura antirreligiosa agresiva- y trataba de explicar, con gran paciencia y sutileza, qué tiene de atractivo la religión para la mente humana, pero qué tiene, al mismo tiempo, de erróneo.

    Probablemente, los dos mayores héroes de Dan fueron Charles Darwin y el filósofo Gilbert Ryle (que fue su asesor doctoral en Oxford), aunque tenía bastantes más (entre ellos, por ejemplo, Cole Porter y J. S. Bach).  Dan tenía muchos amigos de muchos tipos en muchas tierras de todo el mundo, y yo estaba orgulloso de ser uno de ellos.  A él y a Susan les encantaba recibir a sus amigos en su granja de Maine, que poseían y gestionaban desde hacía unos 40 años, y el propio Dan hacía gran parte (probablemente la mayoría) del mantenimiento físico de la casa y de los campos y árboles, aprendiendo mucho de sus vecinos de Maine. A Dan le encantaba Maine y le encantaba llamarlo «Down East» (como hacen los habitantes de Maine), y le encantaba la jerga que había aprendido de la agricultura y la navegación, y la utilizaba a menudo en sus escritos (y a menudo me sorprendían algunos de los términos que soltaba con tanta facilidad y naturalidad, como si todo el mundo estuviera tan familiarizado con la vida en la granja y la navegación como él). Una vez llamé a Dan «tillosopher» (tillosofista), y a él le encantó el epíteto e incluso lo adoptó con deleite en su reciente autobiografía.

    Dan era un bon vivant, un tipo muy animado, al que le encantaban los viajes y codearse con la brillantez allá donde pudiera encontrarla. En sus últimos años, cuando se volvió un poco mordaz, llevaba con orgullo un bastón de madera con él por todo el mundo, y en él cinceló palabras e imágenes que representaban los muchos lugares que visitó y en los que dio conferencias.

    Dan fue para mí un amigo fiel durante las más de cuatro décadas que nos conocimos. Siempre apoyó mis ideas, y me enorgullece que a menudo me pidiera mi opinión sobre los borradores de los manuscritos que estaba escribiendo, y que a menudo le hiciera sugerencias detalladas. Rara vez estaba en desacuerdo con la idea central de sus ideas; normalmente me limitaba a sugerirle cómo redactar una frase con un poco más de claridad, o quizás algunos ejemplos que apoyasen su punto de vista.  Me enorgullece que, a lo largo de los años, le acercara a mi postura sobre la importancia de utilizar un lenguaje no sexista al hablar y escribir.

    Algunos de los perspicaces ensayos de Dan, como «Patrones reales», que hablaba de lo que «existe» en el abstracto mundo bidimensional del asombroso Juego de la vida de John Conway (y por analogía, de lo que «existe» en nuestro mundo físico tridimensional), nos abrieron profundamente la mente, como lo hizo, por supuesto, su brillante relato corto «¿Dónde estoy?»(uno de los capítulos de Tormentas cerebrales), que dio pie a nuestra amistad y a nuestra íntima colaboración en la antología El yo de la mente, allá por 1980 y 1981.

     Dan me apreciaba de un modo que nunca olvidaré, y me aconsejó sabia y empáticamente sobre dilemas románticos durante el tiempo que estuve de año sabático en la zona de Boston.  Era profundamente considerado y compasivo, y como digo, lleno hasta el borde de entusiasmo y ganas. Fue un gran padre, un gran marido y un gran amigo, además de un gran intelectual y un gran escritor. Era «más grande que la vida», como lo describió mi amigo David Policansky, una vez que fuimos invitados a la granja de Susan y Dan a principios de los ochenta.

    Yo personalmente echaré mucho de menos a Dan, y también lo harán muchas otras personas reflexivas, incluso personas con las que Dan discrepaba seriamente, como mi antiguo estudiante de doctorado Dave Chalmers, cuyas ideas sobre la conciencia son diametralmente opuestas a las de Dan, pero su amistad era cálida porque ambos valoraban el contacto humano honesto y el respeto, y la comunicación clara, muy por encima de objetivos como la fama, el poder o el estatus.

    Dan Dennett fue un mensch, y sus ideas sobre tantos temas dejarán un impacto duradero en el mundo, y su presencia humana ha tenido un profundo impacto en quienes tuvimos la suerte de conocerle bien y de contarle como amigo.

    Requiescat in pace, Dan.

    Suyo,
    Doug.

  27. Gracias a todos, he celebrado los 40 trabajando, como corresponde a un español temeroso de Dios y que se viste por los pies. Como corresponde a un desgraciado, vamos.

  28. Babelia

    — Los casos resueltos del “detective del jazz” —

    Iker Seisdedos

    Zev Feldman está especializado en localizar grabaciones históricas inéditas. Este sábado, día de las tiendas de discos, publica 10 álbumes rescatados de leyendas como Sonny Rollins, Chet Baker o Cannonball Adderley

    El productor discográfico estadounidense Zev Feldman en el comedor de su casa en Montgomery County (Maryland) sostiene, el pasado 16 de abril, un disco de grabaciones inéditas de Art Tatum, ante una pared de carteles del mítico club de jazz de San Francisco Keystone Korner. LENIN NOLLY (LENIN NOLLY/EL PAIS)

    A Zev Feldman lo llaman “el detective del jazz”, aunque no vaya por ahí con gabardina y sombrero, ni se mezcle con femmes fatales. Es más bien un productor discográfico estadounidense especializado en localizar grabaciones históricas inéditas. Para él, resolver un caso suponehallar la grabación de un concierto que llevaba décadas cogiendo polvo en un archivo o esas sesiones en estudio de las que no se sabía nada o, peor, se daban por extraviadas para siempre. Es una rara avis en la industria discográfica. Una especie de Indiana Jones en busca de las arcas perdidas del jazz.

    Feldman, de 50 años, se encoge de hombros ante esas etiquetas. Prefiere otra: “Me gusta pensar que mi trabajo se parece bastante al de un periodista de investigación. Encuentro un material, y trato de reconstruir todas las piezas que faltan en ese puzle. ¿Cuándo y dónde se registró? ¿Quién toca, además del líder? ¿Cuál es su significación histórica?”, explicó el martes pasado con enérgico tono de voz el productor en su casa, un lugar lleno de discos, fotografías y carteles musicales en Montgomery Village (Maryland), un impoluto trozo de suburbia a unos 40 minutos al noroeste de Washington.

    Este sábado batirá su propia marca con la publicación de 10 álbumes de música inédita de grandes del jazz como Mal Waldron, Yusef Lateef, Sun Ra o Sonny Rollins. Ven la luz con motivo del Record Store Day (RSD), una celebración global que nació en 2007 para apoyar a las tiendas de discos independientes y, al ritmo del resurgir del vinilo, se ha convertido en una gigantesca operación que juega de un modo a menudo exasperante con las reglas de la oferta y la demanda y de la economía de la escasez.

    Este año verán la luz 387 referencias de todos los estilos musicales, la mayor parte de ellas en elepé. Solo se pueden comprar en las viejas tiendas de la vida real, no en internet, y durante ese día (y en los sucesivos, siempre que queden existencias). Los aficionados hacen colas a sus puertas para hacerse con los álbumes más buscados: de una versión temprana del Ziggy Stardust, de David Bowie, al eslabón perdido en la corta carrera de Jeff Buckley, rarezas de Olivia Rodrigo o The Weeknd o unos sencillos de tres pulgadas (!) de los Beatles.

    El jazz, género proclive al coleccionismo cuyos aficionados suelen nadar cómodos en las templadas aguas de la nostalgia, está entre de los más mimados durante esos eventos, gracias, en gran parte, a la labor de Feldman. Los 10 lanzamientos que ha preparado se repartirán entre sus propios sellos, Jazz Detective y Deep Digs; Resonance, disquera de Los Ángeles de la que es copresidente (cargo que por lo que ve no le exige exclusividad); la canadiense Reel-to-Real, y Elemental Music, con sede en Barcelona.

    En el lote destacan una caja de cuatro discos con las grabaciones varias veces pirateadas de la gira europea que completó en 1959 el coloso del saxofón Sonny Rollins antes de desaparecer de la escena y pasar un año tocando cada noche bajo el puente de Williamsburg; un álbum perdido de principios de los setenta del trompetista (y, en este caso, también cantante) Chet Baker; o sendos recitales en Burdeos y París de Cannonball Adderley, atesorados por el Instituto Nacional Audiovisual, que vela por los archivos de la radio y la televisión francesas.

    Todos llegan presentados con mimo y en ediciones limitadas, algunas numeradas a mano, que van desde las 1.500 hasta las 3.000 ejemplares. Traen libretos rebosantes de información; textos firmados por expertos y entrevistas con músicos contemporáneos, y fotos que en el mejor de los casos también son inéditas. No son objetos baratos (”como bienes de calidad, sus costes de producción son altos costes”, se justifica Feldman, “¿acaso no es cara una litografía de Picasso?”), pero aun así suelen agotarse.

    Material promocional japonés de un disco inédito de Bill Evans en Alemania, descubierto en 2020. La foto está tomada en la casa del productor Zev Feldman en Montgomery Village (Maryland).
    Material promocional japonés de un disco inédito de Bill Evans en Alemania, descubierto en 2020. La foto está tomada en la casa del productor Zev Feldman en Montgomery Village (Maryland). LENIN NOLLY (Lenin Nolly/El Pais)

    A la pregunta de cómo consigue colocar tan bien en tiempos de Spotify un producto tan aparentemente especializado y exquisito, el productor arguye que la audiencia de compradores “se ha ampliado y rejuvenecido en los últimos años”. También ofrece una explicación que le podría valer otra etiqueta, la del “contable del jazz”: “El secreto pasa por hacer las cosas con seriedad y cuidado, pensando en el nicho al que te diriges y con un presupuesto medido”, advierte. “Amarrar los costos y no pasarse con la tirada ni con la ambición. Modestamente, creo que hemos descifrado el código”. Ayuda además el formato del Record Store Day, que permite a los sellos vender en un solo día cantidades que sin la expectación que se genera durante esa jornada, que cuenta con un spin-off con motivo del Black Friday, tardarían en sacarse de encima meses o años de gastos de almacén.La edad dorada de la industria

    Feldman dice que es importante haber trabajado durante décadas en la industria musical antes de dedicarse a la arqueología jazzística. Se mudó con su familia a Silver Spring, no lejos de donde ahora vive, en 1974, cuando tenía un año. “A los cinco ya estaba enredando con los discos”, recuerda. “Cuando salíamos a hacer recados con mis padres, me dejaban ir a la tienda de la esquina si me había portado bien”. Esa tienda, Joe’s Record Paradise, donde compró sus primeras casetes de rock clásico, aún sigue abierta, y allí piensa pasar parte del sábado.

    Mientras estudiaba para ser locutor de radio y trabajaba en una emisora como “director musical”, recibió una llamada para trabajar en Nueva York, como asistente de ventas y encargado de promoción de producto en las tiendas de la ciudad. Eran los tiempos, dice, “en los que estar en el negocio de los discos era lo más, los años del bum de los CD, cuando el producto físico era el rey”, añade. Se le daba bien venderlos, y así fue medrando en la industria. Regresó por unos años a Washington, y en 2005 se mudó a Los Ángeles, donde vivió hasta 2022, año en que volvió a Maryland para estar cerca de sus padres, “que son mayores y no están del todo bien”.

    Fue testigo del desmoronamiento de la industria y del avance de la piratería, primero, y del streaming después, hasta que el Titanic se lo llevó por delante: en 2007, lo despidieron de su último trabajo, cuando este, como el de tantos, acabó siendo redundante. Alguien lo puso en contacto con George Klabin, un ingeniero de sonido que distraía su jubilación con la gestión de un sello-fundación, Resonance, dedicado por entonces al jazz actual. Feldman empezó a trabajar para él como vendedor, y en 2012 llegó su estreno como productor con dos referencias históricas, sendos inéditos del guitarrista Wes Montgomery y el pianista Bill Evans. Ambos fueron un éxito.

    ”En el proyecto de Montgomery es cuando por primera vez hice un trabajo detectivesco. Viajé tres veces a Indianápolis, busqué a los familiares, y con la ayuda de un profesor de música identifiqué a los acompañantes”, recuerda el productor. En cuanto a Evans, se ha convertido casi en un fetiche: desde entonces ha engordado su catálogo con una decena de álbumes nuevos, incluido un disco perdido en estudio, grabado en Alemania a finales de los sesenta. “Encontrar un álbum de estudio es como avistar un pájaro raro, algo exótico”, admite, “aunque en el jazz el directo tiene algo poderoso”.

    Al poco de ese estreno doble, Feldman entró en contacto con el productor barcelonés Jordi Soley, que le propuso que trabajaran juntos. El RSD de este sábado también marca un hito en esa colaboración: de los 10 discos que verán la luz ese día siete son fruto de ella, y cuatro de estos siete, hallazgos surgidos de las incursiones en archivos europeos de Soley y de su socio, Carlos Agustín Calembert. “Son dos de las personas más generosas que he conocido”, dice Feldman. “Hacemos un buen tándem”, reconoció Soley el jueves pasado en una conversación telefónica. “Es muy exigente y perfeccionista. Para nosotros, es nuestro hombre en Estados Unidos, un territorio muy distinto de Europa y de Japón, que tiene sus propias reglas que incluyen querellas y juicios millonarios si no vas con cuidado con el tema de los derechos. A él, con su contagioso entusiasmo, se le da bien trabajar con los descendientes, convencer a las viudas. También sabe tratar con los artistas, como Sonny Rollins, con el que ha construido una buena relación, o, antes de su muerte, con Ahmad Jamal”.

    Cintas magnetofónicas en el despacho de Zev Feldman, el 16 de abril de 2024, en su casa de Montgomery Village (Maryland).
    Cintas magnetofónicas en el despacho de Zev Feldman, el 16 de abril de 2024, en su casa de Montgomery Village (Maryland). LENIN NOLLY (Lenin Nolly/El Pais)

    Con Jamal, Feldman cosechó hace un par de años otro éxito, al rescatar las cintas del paso del pianista por el club Penthouse, de Seattle, cuyo dueño pedía permiso para grabar a los músicos y así promocionar los conciertos en una radio local, costumbre que ha dado unas cuantas alegrías a los aficionados en los últimos años. Otra sala que ha resultado un gran caladero es la extinta Left Bank Jazz Society, de Baltimore, de cuyos archivos el detective del jazz ha extraído varias joyas. En una balda en su despacho, frente a la pared de la que cuelgan las tres distinciones como mejor productor del año para la revista Downbeat, descansa un puñado cintas magnetofónicas con material proveniente de Baltimore con el que está trabajando para futuros lanzamiento. Sus lomos llevan escritos a mano nombres que pide que no se mencionen.

    Al final de la charla, llegó la pregunta inevitable. ¿Cuál es el Santo Grial por descubrir, esa grabación mítica con cuya existencia fantasean los aficionados? Citó dos: el concierto que Wes Montgomery ofreció en 1961 junto a John Coltrane en el festival de Monterrey (sucedió, pero no está claro que se grabara) y cualquier vestigio que pudieran dejar las colaboraciones entre el organista Larry Young y, de nuevo, Coltrane (aquí las certezas son aún menos). “Todo el mundo está buscando esos dos tesoros”, dijo Feldman. “Todo el mundo”.

  29. «La meritocracia es una ideología que resulta muy efectiva para presentar el siguiente e importante argumento: yo soy rico y poderoso por lo que hice y tú eres pobre por lo que no hiciste. Básicamente, la meritocracia justifica la desigualdad. Es cierto, ya no vivimos en aristocracias perfectas como antes, donde la posición social quedaba fijada en tu nacimiento. Realmente hay movilidad social. Existe. Pero es muy pequeña y es precisamente esa minúscula posibilidad de ascender la que abre la puerta a la ideología. Si fuera cero, la ideología no podría funcionar. Por cierto, es la misma mentalidad que permite que la lotería funcione. Si las posibilidades de ganar la lotería fueran absolutamente nulas, nadie compraría un billete. Son casi cero, y ese «casi» es la clave de todo».

  30. En el artículo:

    «El jazz, género proclive al coleccionismo cuyos aficionados suelen nadar cómodos en las templadas aguas de la nostalgia».

    Pues sí.

  31. Un importante componente de la meritocracia en nuestra sociedad es ‘la falta de escrúpulos morales’. Ahí tenemos a Pedro Rocha, presidente de la FEF, que resume su formación académica como ‘la vida’, por no hablar de la mayoría de los políticos.

    Mi desempeño profesional ha sido notable pero no sobresaliente. Alguien me explicó por qué: ‘falta de ambición y exceso de sensualidad’. No he tenido posibilidad de ser mas mas ambicioso y menos sensual porque carecía de ‘libre albedrío’ para ello debido a mi carga genética que el ambiente no modificó un ápice.

  32. Buenos días a todos :

    Tengo un montón de cosas que hacer antes de salir a por víveres así que sólo vengo a dar las gracias a Quinn:

    Que , gracias a su recomendación de «Burning the Days» de Salter , me he comprado »Rich man Poor Man» , «young Lions» y «The girls in their summer dresses», de Irwin Shaw, y «La delgada Línea roja» ,y «De aquí a la Eternidad» de James Jones. Que tengo las películas, pero , aparte de Sorkin y alguno más, suelo olvidarme de los guionistas, y no había leído las novelas en que las películas están basadas.

    Lo de las recomendaciones a través de otros libros, es una manera estupenda de empezar a leer a un autor, Yo llegué a Boris Vian, a Queneau, etc etc, por alusiones en los libros de Simone de Beauvoir, Y son libros que mantengo vivos en mis estantes.

    Muchas Gracias, pues, Quinn.

    Y, hasta luego, espero

    PS : Dennett , al que le gustaba mucho era a mi germanófilo. Yo necesito narrativa, o libros de instrucciones, para disfrutar con lo que leo.

  33. Prisas y obligaciones.

    Por entrar, aquí, y no leer, no he felicitado aún al joven madurito Quinn. Perdóneseme esa falta de cuitado. La gestión constructiva de un cambio necesario y urgente, por vetustez, de bañera a ducha es una tarea ingente en estos momentos.

  34. mgaussage  

    No entró en link. Es este.

    *****

    Una historia edificante. Se la pasaré a algunas amigas maestras con quienes mantengo una larguísima e histórica discusión sobre la necesidad de que se hagan respetar en el aula poniendo normas comunes, universales, claras, explícitas, obligatorias y no cambiantes según el estado de ánimo o la meteorología.

  35. Vaya Perroantonio ( 13,25 ): ¡ Para una vez que me apetece un libro de ensayo ( y conste, que me apetecía leerlo, porque , para mi leal saber y entender, esa hidalguía, englobaría también a Señoras – y tenemos bastantes ejemplos históricos de esas señoras, en España, y también en el amplio mundo- ) pero no lo han sacado en kindle, y tendré que buscarlo en mis librerías vecinas , a ver si mis viejos ojos son capaces de leerlo. Y siendo un libro de ensayo, me temo que van a querer obligarme a encargarlo, y esperar , y sin verlo, a que me lo manden. Y eso ya no lo hago.

    ¡ Qué lástima !

    • Coincido en que el hilo que ha enlazado Mortimer sobre la nueva escuela inglesa merece ser difundido. Importante.
    • Sr. Verle, en la edición web de EP veo ahora el artículo en la sección habitual de Cultura y no en Babelia.
    • Perro, no, no conocía Apob.ai. La pruebo esta misma tarde. Gracias por la pista.
  36. He terminado de leer ‘Valencia’ y ‘Madrid’, dos (extraordinarios) libros de memorias de Azorín. Los he leído en un único tomo que publicó Alfaguara con motivo de la celebración del centenario de la generación del 1998. ¿Quién lee hoy a Azorín? Aparte de algunos escritores (Trapiello, Gimferrer, Sánchez-Ostiz) y fuera del ámbito universitario, me temo que muy pocos. La edición estuvo al cuidado de Miguel García Posada, que entonces era el crítico estrella de Babelia. Luego lo echaron y volvió a Babelia otro crítico estrella, Rafael Conte. Me ha acordado de Calaza. Él y yo participamos en el blog que lleva Miguel García Posada, ‘La alegría de las musas’. Lo llamábamos, a Miguel, cariñosamente, ‘Posada de día, Hostal de noche’. No tardó en echarnos, pero lo hizo con elegancia, a diferencia de Justo Serna, que también nos echó de su blog y nos criticaba sin darnos posibilidad de réplica. Tuve que crearme otro pseudónimo, ‘Cazón en adobo’, pero volvió a echarme.

    Qué viejo me siento.

  37. El blog que llevaba, quise decir. Murió a los pocos años, muy joven, y ya no siguió con el blog.

  38. ADREDE  

    […] No tardó en echarnos, pero lo hizo con elegancia, a diferencia de Justo Serna, que también nos echó de su blog y nos criticaba sin darnos posibilidad de réplica. Tuve que crearme otro pseudónimo, ‘Cazón en adobo’, pero volvió a echarme.

    ****

    Ya, ya, pero en algún momento, alguno de ustedes tuvo la deferencia de firmar sus comentarios como Perroantonio, razón por la cual, el pesadísimo Justo Serna (sigue hoy escribiendo tuits del tamaño de una guía telefónica mediana) pasó un tiemo insultándome en las redes y hasta llegó a escribirme para acusarme de sus (de ustedes) maledicencias.

    Cabrones.

  39. Extraordinario obituario, gracias Chatbot.

    Una excelente herramienta para abrir debates filosóficos, sobre todo con la nutrida tribu de los de “energías “ y “vibraciones cuánticas “.

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